viernes, 7 de marzo de 2014

EL BARROCO EDIFICIO Y ESCULTURA.

Existen tres hipótesis sobre los orígenes de la Universidad de Valladolid. Una tradición bastante generalizada establece su nacimiento en el traslado a Valladolid del Estudio General de Palencia, considerado como la primera Universidad de España y creado entre 1208 y 1241 por Alfonso VIII, rey de Castilla, y el obispo Tello Téllez. Hay quien opina que el nacimiento del centro universitario vallisoletano se encuentra en una escuela o estudio particular con sede en la Abadía de Santa María la Mayor. Sin embargo, investigaciones más recientes defienden la creación real y municipal de la Universidad. Como consta en los documentos de donación de rentas al nuevo Estudio, los reyes castellanos serían sus creadores y el concejo vallisoletano actuaría como intermediario de la fundación.Lo cierto es que la Universidad de Valladolid era una realidad en el último cuarto del siglo XIII y gozaba de la protección de la corona y, más tarde, del Papado.


Gregorio Fernández es una de las personalidades más relevantes de la escultura barroca española y, en concreto, de laEscuela de Valladolid.

Nació en Sarria (Lugo) en 1576 y se trasladó a Valladolid en 1605 debido a que allí se había establecido la corte. Completó su formación con Rincón y comenzó a atender importantes encargos provenientes de una clientela adinerada, como por ejemplo, Felipe III, el Duque de Lerma, los Condes de Fuensaldaña o las principales órdenes monásticas.
Inmaculada, de Gregorio Fernández
En Valladolid, también estudió las obras de Juan de Juni y de Pompeo Leoni. De este último adquirió una elegancia estilizada y académica, como se aprecia en su estilo inicial y de Juni, tomó las imágenes religiosas de gran dramatismo, aunque Gregorio Fernández incorporó un mayor naturalismo en sus obras.
Su producción refleja un cambio estilístico. Parte de un refinado manierismo y va evolucionando hacia el naturalismo barroco. Adecua sus trabajos a los ideales contrarreformistas que imperaban en la época y que consideran al realismo como el lenguaje plástico más idóneo. Las figuras se policroman con colores sobrios para evitar la distracción del fiel. Las actitudes son calmadas pero de intenso dramatismo y se emplean postizos como ojos de cristal, dientes de marfil, etc., para reforzar ese acercamiento a lo real.
Trabajo de: Pablo Cebrian, Jessica Perez y Ana Asensio. 





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