San Juan de Letrán
La iglesia de San Juan de Letrán es una iglesia situada en
Valladolid, construida entre los siglos XVII y XVIII y muy conocida por su
fachada barroca.
El origen del edificio es un asilo para trece pobres (recordando
el número formado por Jesucristo y sus discípulos), fundado en 1550 por
Hernando de Dios, según el historiador Manuel Canesi. Tras morir Hernando de
Dios, el patronato pasó a otras personas que lo acabaron cediendo a Carlos I,
pasando a ser templo de patronato regio.
La iglesia actual se comenzó a construir en 1675. Su planta es muy
convencional: una nave con crucero de brazos cortos, cubierto todo con bóvedas
de cañón con lunetos, salvo el crucero, con cúpula. Está construida con piedra,
ladrillo y tapial. Las obras quedaron interrumpidas poco tiempo después, sin
haberse concluido la iglesia.
Hacia 1729, la construcción se retoma con mucho ímpetu gracias a
varias donaciones por parte de personas pudientes. Las obras estuvieron a cargo
de Matías Machuca, en aquel entonces Arquitecto Municipal de Valladolid. De
este momento datan las interesantes yeserías de la nave, que poseen gran
relieve y dinamismo, como es propio de esta época del Barroco más exaltado.
De esta época (hacia 1730) data la fachada principal, sin duda lo
más interesante del edificio. Está trazada por Matías Machuca y es quizás el
mejor exponente del Barroco dieciochesco en Valladolid. Está orientada hacia el
Parque del Campo Grande y posee una planta muy movida, con acusadas
convexidades y concavidades, lo que genera gran dinamismo. Los cuerpos
laterales, cilíndricos, decorados con numerosas pilastras cajeadas que cubren
toda la superficie, se coronan con sendos templetes para las campanas. El
cuerpo central tiene dos pisos. En el bajo, se dispone la puerta, con arco de
medio punto, que muestra una importante decoración a base de rocallas y motivos
vegetales en las dovelas y las enjutas. Este primer piso se flanquea con dos
pares de columnas de fuste bulboso y formas blandas. Las basas están esculpidas
de manera que están deformadas, como si se estuvieran derritiendo, lo que
contribuye a dar dinamismo a la fachada, emparentándola con el Rococó. En el
piso segundo, se dispone, también flanqueado por dos pares de columnas bulbosas
como las del piso bajo, el escudo real de España (debido al patronato real),
rodeado de una abigarrada decoración en la que se encuentran motivos vegetales,
angelitos y trofeos de guerra, con cañones, lanzas o morteros. Se remata con un
templete en el que se aloja una buena escultura de San Juan Bautista,
flanqueado por la Fe
y la Caridad.
Debido a la intensa personalidad barroca de esta
fachada, ha recibido históricamente muchas críticas de personas formadas en un
ambiente académico. Así, Antonio Ponz la califica de original aborto de la
doctrina de Churriguera o Agapito y Revilla, de tontería barroca. Sin embargo,
superados los prejuicios contra el Barroco castizo, es indudable la alta
calidad de esta fachada.
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