Obras de G. Fernández
Piedad
Autor: Gregorio Fernández
Fecha: 1616
Museo: Museo Nacional de Escultura (Valladolid)
Características: 175 cm. altura
Material: Madera policromada
Comentario:
Fecha: 1616
Museo: Museo Nacional de Escultura (Valladolid)
Características: 175 cm. altura
Material: Madera policromada
Comentario:
La naturalidad en las
actitudes y el tratamiento minuciosamente realista del desnudo son cualidades
propias de la etapa de madurez del artista, a la que también corresponde el
gusto por la amplitud de los ropajes, cuyos abundantes plegados propician unos
contrastes luminosos muy acusados que confieren a la obra el carácter pictórico
y mutable propio del arte barroco.
En esta severa y monumental composición priman las líneas diagonales y la
asimetría, rompiendo con el esquema piramidal tradicional
Iglesia de San Pablo
Desde 1260, por iniciativa de la reina Violante de Aragón, esposa de Alfonso el Sabio, se organizan las residencias de franciscanos y dominicos. En aquel momento, las reinas ostentaban el señorío de la villa, por lo que apoyaron el asentamiento de estas órdenes, que favorecían su desarrollo.Ella era hija de la reina Violante de Hungría, la cual había arribado a tierras ibéricas para consumar su matrimonio con Jaime I de Aragón. Por otra parte, sería diez años más tarde cuando la reina María de Molina dedicó grandes esfuerzos para que se llevara a cabo la construcción formal del convento situado en un solar cedido por el Concejo a los dominicos al norte de la ciudad.En 1601, con el traslado de la capital del Imperio a Valladolid, el duque de Lerma, valido de Felipe III, se convirtió en su patrono; costeó la reforma de su fachada principal y dotó al convento de numerosas obras de arte, entre ellas La Anunciación, de Fra Angelico, hoy en el Museo del Prado. Se amplió el templo en lenguaje clasicista y se adecuó a un uso funerario, con el arquitecto Diego de Praves. En el siglo XIX con la invasión francesa, las tropas napoleónicas profanaron la iglesia y el convento causando graves daños. La progresiva ruina del conjunto y los distintos procesos desamortizadores, en especial la desamortización de 1835, acabaron con las dependencias conventuales para transformarlas en presidio, quedando solamente en pie la iglesia.
En el siglo XX, la iglesia sufrió un incendio y se llevaron a cabo varias restauraciones. Durante los primeros años del siglo XXI, la iglesia ha sido objeto de una restauración integral.
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