Fachada de la Universidad de
Valladolid
Construida entre 17 16-17 18.bajo la dirección de los
Padres del Convento del Carmen Descalzo, de Valladolid,
siguiendo las trazas de Fray Pedro
de la Visitación y que
fue debida a la ampliación y reformas llevadas a cabo en el edificio de la Universidad al haberse
quedado con poco espacio para sus necesidades.
En ella se encuentran distintos grupos
escultóricos de calidad y que representan alegorías de las materias que se
impartían en el edificio. Es de destacar el cuerpo central, organizado por
cuatro columnas gigantes y rematado por una gran peineta. En la balaustrada se
disponen cuatro esculturas que representan a los reyes que favorecieron a la Universidad
vallisoletana.
Concebida en dos cuerpos, está realizada con piedra caliza de la vecina población de Campaspero,
presenta un marcado carácter horizontal, contrastado por la articulación en
vertical de pilastras corintias, entre
las que se sitúan amplios ventanales, que en el segundo piso quedan precedidos
por una balconada corrida de hierro, obra de Francisco Núñez.
El eje central de la fachada acentúa esta verticalidad mediante cuatro columnas corintias de orden gigante sobre alto pedestal, dos a cada lado de la portada, entre las que se dispone cuatro hornacinas con estatua que alegorizan las Ciencias y las Letras. A los lados de la puerta, en el piso inferior,
Por encima, un frontispicio, que repite la
articulación de la parte inferior, alberga la estatua de la Sabiduría , -una matrona
pisando a la ignorancia-, y remata en un ondulante frontón abierto en un óculo.
La fachada remata con un movido entablamento y balaustrada,
sobre la que emergen las estatuas de los reyes protectores de esta Universidad: Juan I, Alfonso VIII, y Enrique III de Castilla y el rey Felipe II de España.
Un espacioso atrio, delimitado por dieciocho
columnas rematadas con figuras de leones sosteniendo el escudo real, precede a
la fachada y contribuye a su mejor contemplación.
Museo de escultura Valladolid
Gregorio Fernández trabajó estrechamente con las cofradías
vallisoletanas desde su instalación en Valladolid como capital de la Corte hasta su muerte,
siguiendo los trabajos de Francisco del Rincón, al que muchos consideran
su maestro.
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